26 nov 2016

Módulo II: Desarrollo, Instituciones y Desafíos Socioculturales

La autonomía del ser humano, comportándose éste como individuo pensante y racional, es propia de la naturaleza del mismo, de sus actos, de su conducta; es decir, es una característica intrínseca de su desarrollo, pues es él mismo quien fija las leyes y normas, delimitadas en un marco ético y moral, para expresarse y tomar decisiones sin intervención ni influencia externa. De ahí que su libertad lo haga responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos. Con estas consideraciones, pudiera tomarse como axioma la proposición “la autonomía es el fin del desarrollo”, siendo una perspectiva heterodoxa respecto a las tradicionales concepciones de desarrollo, puesto que desenvuelve su significado en función del bienestar, al mismo tiempo que deriva en la autonomía colectiva. Esto último no es más que el autodesarrollo de la comunidad en cuestión, de la sociedad bajo su participación demarcada en un sistema como institución.

Vivir en plena autonomía involucra la difusión de la libertad hasta constituirse en un factor renovador de la sociedad y permitir la gobernabilidad y cohesión social. Es la libertad, la autonomía, en fin, la participación activa de la sociedad en el poder constitucional que adopta un Estado la promoción misma de su desarrollo y, por ende, es al mismo tiempo el medio y fin para definir la calidad de vida del ser humano. Por tal motivo, la alegoría del buen desarrollo como autodesarrollo encomienda la promoción del capital social y capital humano como estrategia coherente y oportuna del desarrollo, que propugna fervorosamente la democracia participativa a fin de repudiar un régimen paternalista que intenta dar asistencia duradera a su pueblo, extendiendo en éste un “mal desarrollo”, una actitud heterónoma, que lo sumerge en una subordinación inevitable; he ahí entonces el ejemplo ilustre de “todo por el pueblo, pero sin el pueblo”.

Deliberar sobre el desarrollo resulta en un temario complejo cuya aplicación global todavía está en cuestionamiento, más aún del Desarrollo Humano Sostenible (DHS), ya que la calidad de vida difiere en todos los países del mundo. Tal hecho permite que este constructo socioeconómico conciba íntegramente tres pilares, uno de carácter social, otro económico y una percepción de índole ecológico, que sustentan la vida del ser humano, situándolo como centro del desarrollo, con el mero uso racional y mesurado de los recursos proporcionados por la naturaleza, con el objeto de garantizar en el tiempo y el espacio la sostenibilidad de los derechos humanos, la democracia, la eficiencia, la equidad y justicia económica y el fomento de una cultura de paz. Si bien es cierto que el DHS está fundamentado en la transformación que pueda hacer el ser humano de sí mismo y de su entorno, es el derecho de vidas incalculables para morar en el planeta Tierra.


Es así como el DHS refleja una creciente búsqueda del mejoramiento en la calidad de vida humana, pero limitándose a la idea de un crecimiento económico sin precedentes cuyos mecanismos de progreso son adversos a la diversidad biológica, a la vida en general; por esto, es imprescindible que la sociedad humana, como agrupación de personas que establecen numerosas relaciones, tengan por sentado los cuatro principios globales del DHS extraídos de la Carta de la Tierra: 1) respeto y cuidado de la comunidad y la vida; 2) integridad ecológica; 3) justicia social y económica; y 4) democracia, no violencia y paz. Es de suponer entonces que, el crecimiento, en términos económicos y ecológicos, no es condición necesaria para que exista prosperidad y desarrollo en todos los sentidos, pues la producción masiva de bienes y servicios no respalda un alza en los estándares de vida, al menos no en la realidad, no en la praxis.

Siguiendo estos lineamientos, surge la noción de capital social, traducido en oportunidades para la acción colectiva y el bienestar de los grupos humanos, organizados en comunidades, donde la confianza, los sistemas institucionales y las redes sociales imperan en la formación y mantenimiento del desarrollo de la sociedad, atribuyéndola de facultades cívicas para la movilización de capitales y recursos. Como se ha dicho con anterioridad, el capital social significa el soporte de un “buen desarrollo”, puesto que fija el pensamiento autónomo que subyace de la cooperación para crear y amasar un tejido social que ha de ser lo suficientemente íntegro e incorruptible en pro del autodesarrollo. Es preciso instar por la transformación global de la comunidad humana, en tanto que la acumulación del capital social simbolice la valoración del conocimiento y la cultura como componentes que, per se, adoptarían los mecanismos cooperativos a posteriori de la convivencia.

Está claro que el capital social es una cuestión de conducta y de experiencia cotidiana capaz de instaurar firmeza y confianza en la estructuración de las relaciones interpersonales e impersonales de la sociedad. Empero, cuando se resquebraja la confianza sedimentada en los estatutos que rigen el buen funcionamiento de las comunidades, los basamentos de todas las instituciones trascienden al amoldamiento de un orden social caótico, de carácter anárquico, que, sin lugar a dudas, la flexibilidad institucional señala su incompetencia y torpeza en el cumplimiento real de las expectativas sobre la conducta futura. Esta desconfianza produce dilación en la determinación autónoma que ha de fundarse y erigirse en las personas, dado que la confianza endeble e inestable deteriora el tejido social en la vida pública, invadiendo los diferentes grupos sociales, incluso el mercado y la vida económica en general, y retrasa el progreso del Desarrollo Humano Sostenible.

Significa entonces que la debilidad en el capital social evidencia la flaqueza de la vida institucional; debido a esto, fomentar una cultura de construcción institucional es digno de organizar la vida social limitada estrictamente por un marco jurídico, guiada por el respeto absoluto de los derechos humanos y, por encima de todo, la confianza, de tal forma que la sociedad misma se adecúe a los comportamientos definidos en la ética. Pasar por alto estas restricciones conllevará a la vida pública y su autonomía al descenso de sus activos, al aumento de los costos de transacción, al impedimento de acceder a los recursos económicos con viabilidad. Por lo tanto, detallar las disfuncionalidades de la cultura pública, de sus instituciones, de su capital social, sustenta el emprendimiento del orden público y procede con la eficacia del compromiso de la sociedad con los recursos naturales, que resalta el desarrollo sustentable de la humanidad.


Como reflexión, sería esencial para el lector que tome en cuenta lo expresado por Gallardo, Eliana: “El desarrollo humano pleno es la posibilidad de expansión de la libertad de las personas y el desarrollo de su autonomía. Asimismo, un modelo de desarrollo humano permitirá la expansión de las capacidades de las personas, el reconocimiento de su especificidad de género, de edad, étnica, etcétera, a fin de asegurar su participación en los espacios de poder donde se decide, en última instancia, el rumbo de la sociedad” (citado por Abraham de Quintero, María, 2008, p. 234).

Fuente: Abraham de Quintero, María (2008). El Servicio Comunitario y la Responsabilidad Social Universitaria. Dirección de Medios y Publicaciones Universidad de Carabobo, Valencia.

22 nov 2016

¿De que manera el Servicio Comunitario puede crear y movilizar el Capital Social?

Primeramente el Servicio Comunitario esta orientado a que mediante la prestación de dicho servicio se pueda obtener un conocimiento y aprendizaje en cada una de las partes involucradas, tanto la institución, personas que reciben el servicio, los que lo ejercen (estudiantes) y todos aquellos que puedan aportar algo. Es importante saber que los protagonistas de el, son los estudiantes. 


Se enfoca en atender a comunidades necesitadas o que estén atravesando una situación que atente en contra de sus derechos, siendo un hecho altamente solidario. 

Por otra parte el Capital Social es la colaboración que surge dentro de un grupo de personas encaminadas hacia un objetivo en común. Este se basa en el afecto, confianza y e respeto. Mediante el Capital Social podemos hacer prosperar las relaciones sociales y el trabajo en conjunto. 



En conclusión el Servicio Comunitario ayuda a movilizar y crear Capital Social, ya que para realizar el primero debemos trabajar en conjunto, hacer relación con las personas que estamos llevando a cabo el servicio, relación con las personas se les esta ofreciendo el conocimiento el cual es reciproco, la ayuda. Se debe poner en practica el respeto y la confianza siendo estos dos las bases fundamentales para tener Capital Social. 


ACTIVIDAD INDEPENDIENTE 

20 nov 2016

Módulo IV: Los Derechos Humanos y El poder de la Solidaridad

Para empezar los derechos humanos son derechos inmanentes a todos los seres humanos, sin diferenciación de color, sexo, nacionalidad, lengua, religión y entre otras condiciones. Son derechos que nos favorecen, que debemos conocer enseñar y defender para la construcción de una sociedad justa y de respeto hacia las autonomías.




En la actualidad debemos abogar estos derechos y de la conducta solidaria por las personas que se encuentra con alguna amenaza o discriminación hacia su condición humana ya que el futuro de la humanidad, el desarrollo sostenible depende de ello.

Hace más de medio siglo se proclamo La Declaración Universal de los Derechos Humanos a la cual está suscrita nuestro país, que con el paso del tiempo tomo más fuerza gracias a la mundialización y la sensibilización de la sociedad producto del conocimiento a través de información sobre la realidad que viven millones de personas en condiciones de riesgo en todo el mundo. 


Así pues los derechos humanos se han ido reconociendo a lo largo de la historia 

A través de un proceso de aprendizaje ético. Este proceso abarca tres fases que suelen llamarse “las tres generaciones” a continuación:

· La primera generación Los Derechos Civiles y Políticos; empezaron a reivindicarse a partir del siglo XVI se encuentra el derecho a la vida, a pensar y expresarse libremente, a participar en el gobierno de su propio país, a tener propiedad, a comerciar libremente, a no ser detenido sin ningún motivo legal, Etc. 

· La segunda generación: Los derechos de igualdad social aquí entran todos los derechos económicos y sociales como lo son: el derecho de las oportunidades de empleo, a un salario justo, a la educación, a la salud, a la vivienda, etc. Estos han sido reivindicados por movimientos obreros y sindicales a lo largo de los siglos.

· La tercera generación: Los derechos de la solidaridad y el desarrollo sostenible: abarcan el hecho de que todo ser humano tiene que nacer y vivir en un ambiente sano y libre de contaminación y en una sociedad en paz.




Los derechos de la tercera generación son tan básicos como los anteriores porque si se vive en un ambiente contaminado o en guerra dificultosamente se pueden cumplir los derechos de la primera y segunda generación, pero aun así no han sido reconocidos en una declaración internacional. Por otro lado aun existes países en los que se violan los derechos políticos y civiles mas importantes como la tortura, la persecución política, desapariciones, maltratos a los presos, marginación de la mujer etc. En relación con los derechos de la segunda generación es evidente que en los países llamados tercermundistas (categoría en la que entra nuestro país) no cuentan con medios de subsistencias indispensables, enfrentan problemas como el hambre, las malas políticas económicas, el bajo nivel educativo etc. En relación con el derecho del empleo digno cuando personas trabajan más de doce horas o más, sin ninguna protección contra el desempleo y derechos sindicales.

Por último la realidad que enfrenta nuestro país donde constantemente se violan los derechos humanos, como por ejemplo; la inseguridad, lo que se vive en las cárceles venezolanas donde los reos viven en condiciones inhumanas, además la situación económica en la que nos encontramos que ha traído como consecuencia; la falta de alimentos, falta de medicinas entre otros, tema del que ya se menciono en un modulo anterior, estos problemas y muchos más son evidencias que muestran claramente que se pisotea la declaración universal de los derechos humanos en Venezuela.




Ahora bien la comprensión de la solidaridad surge de la realidad de interactuar con otras personas que reafirma nuestra personalidad, nadie se construye por sí solo, es decir, necesitamos de la ayuda de otros para formarnos, la solidaridad es un vínculo que une a hombres y pueblos de manera que el bienestar de unos determina el de los otros. La noción de ser solidario se opone a una concepción de la naturaleza del hombre que está basada en la hostilidad y la competencia. En un acto solidario nadie puede sentirse más o menos que el otro.

¡Debemos construir una sociedad con equidad donde respetemos y defendamos nuestros derechos acompañados del poder de la solidaridad!

Módulo III: Democracia, Participación Ciudadana y Redes Sociales.

Primeramente, se dice que la democracia es un ideal de vida puesto que esta pretende que nosotros como personas seamos autónomos y tengamos sentido de pertenencia hacía nuestros ideales para así poder avanzar como sociedad con la participación de cada uno de sus integrantes, por consiguiente en un sistema democrático se debe tomar en cuenta a cada uno de sus participantes, sin importar la diferencia de opiniones y la diversidad cultural. El dialogo y las negociaciones son herramientas democráticas usadas para llegar a acuerdos con intereses en común y poder solventar los problemas sin ningún percance. Ciertamente nosotros tenemos derecho a la libertad de expresión, pero también deben existir leyes para poder expresarnos dentro del marco legal y no irnos a lo extremo. Un factor fundamental en la democracia es brindar una buena calidad de vida y una economía sustentable a los ciudadanos.


Por otra parte tenemos la participación ciudadana, la cual va tomada de la mano con la democracia ya que sin la colaboración de las personas no es posible vivir en democracia. La participación ciudadana  permite que los gobernantes y los ciudadanos se relacionen entre si, para saber las necesidades existentes que manifiestan los habitantes y así los dirigentes podrán enfocarse en resolver dichas necesidades. A medida que el gobierno vaya cumpliendo los objetivos conjuntamente con las personas, se fortalecerá la tolerancia colectiva y se elevará la autoestima colectiva.


En esta época la redes sociales se han vuelto un medio de comunicación el cual solemos usar a diario, y los políticos suelen usarlas para tener un contacto frecuente con las personas y así poder inspirar confianza para que los habitantes formen parte  de sus labores políticas. Mediante las redes sociales las personas pueden formar parte del capital social sin necesidad de que existan relaciones interpersonales entre los participantes de las redes.  Esto a la vez pueden facilitar la coordinación y la cooperación en la búsqueda del beneficio mutuo. Dentro de las redes sociales se debe tener respeto y conciencia de lo que estamos escribiendo en ellas, para de esa forma no atentar contra los derechos humanos de los lectores, con lo que hayamos redactado.

En conclusión la democracia, la participación ciudadana y las redes sociales son elementos importantes para poder vivir en una sociedad donde todos sean tomados en cuenta por igual, haya libertad a pensar diferente que los demás sin ser juzgado, podamos formar parte del trabajo que realicen los gobernantes y así podremos desarrollarnos de una manera más eficaz como nación. Sin la participación de toda la sociedad no puede existir una democracia total, y esto sucederá solo cuando los individuos de un país tengan conocimiento pleno de lo que significa democracia, tengan conocimiento de sus derechos y deberes más allá de saber sobre ello, es ponerlo en práctica y ser defensores de lo antes mencionado.